MI VECINO, ESE DESCONOCIDO
Esta historia no tiene nada que ver con el pasado, tiene que ver con una vida todavía vivida. Una vida que sólo intuyo, con la que a veces, comparto espacio. De tarde en tarde nuestros caminos se cruzan, creo que ya nos reconocemos, pero no hemos intercambiado ni una sola palabra.
Alguna vez, como con desgana y casi por inercia me ha enseñado su vaso vacío reclamando una ayuda económica . Sospecho que no espera nada de mí, no le he dado motivos para que pueda pensar otra cosa.
Luis es mi vecino, vive en mi ciudad, cerca de mi barrio. Su casa es la calle, no tiene cuatro paredes que protejan su intimidad. Lo que tiene está a la vista de todos. Sus pertenencias están bajo una pérgola que no las preserva de las inclemencias del tiempo. Frío en invierno, calor en verano, lluvia, viento. Ese es su día a día: sin calefacción ni aire acondicionado, sin algo a lo que se pueda llamar cama. Un montón cada vez más grande, porque todos tenemos ese afán de acumular, aunque las cosas que él recoge son las que nosotros no queremos en casa. Sospecho que lo que más aprecia es una chaqueta de piel que lleva puesta en invierno y que mantiene cerca en verano (tal vez recuerdo de otra época mejor, porque estoy segura que la tuvo).
Paso a menudo cerca de él, lo reconozco pero no lo conozco, no sé de su vida anterior. Solo habladurías. Dicen que fue un magnífico cirujano cuyo hijo necesitó de una operación importante. Tras muchas intervenciones realizadas con éxito ésta no salió bien. Su hijo falleció y ni él ni su esposa pudieron seguir adelante. Su trabajo se vino al traste, su vida familiar también y hoy se ve en la calle abandonado de todos o todos abandonados por él. Yo lo reconozco, pienso que él, a mi no, somos muchos los que pasamos por esa calle y muy pocos los que tienen palabras para él.
Siento mucha curiosidad por Luis, pero no me atrevo a entablar conversación, hago más bien como que no lo veo, como si formara parte del paisaje, no quiero molestarle, no quiero que piense que me creo superior, lo que ocurre es que no sé cómo dirigirme a él con las palabras adecuadas, de tú a tú, sin ofender.
Al principio solo estaba ahí, luego empezó a pedir sin demasiada insistencia. Algunos vecinos, mejores personas que yo, se interesan por él, le preguntan cómo está y si necesita algo.Yo quisiera pero no sé cómo acercarme.
Sus necesidades mínimas están cubiertas, los bares cercanos le proporcionan alimento, allí se medio asea y atiende a otros menesteres. Las tiendas también le ayudan. No le falta su paquete de tabaco y su móvil (¿será de prepago o lo tendrá domiciliado?).
Me interesa su vida, su pasado, lo que fue, lo que es, sus inquietudes, como lleva el día a día. Me gustaría poder PREGUNTARLE
¿Qué ha pasado en tu vida Luis para llegar a esta situación?
¿Qué has hecho?
¿Qué te han hecho?
¿ Dónde has estado?
¿Tienes familia?
¿ Hay alguien que te quiera?
Me entristece pensar todo esto, siento tu situación, pero sigo mirando hacia otro lado cada vez que te veo. Deseo tener la fuerza y el interés necesario para poder hablar contigo, para que me cuentes lo que quieras, aunque me mientas. Ojalá podamos conversar porque sé que tienes mucho que contar y yo quisiera escucharte y tal vez aprender contigo.
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